Casa de la por
Uno de los edificios más emblemáticos de Vallada es, sin duda, la Casa de la Por; y ya no tanto por la denominación en que todavía hoy es conocida –cuyo origen nadie acierta a explicar- cuanto por tratarse de un hermoso ejemplo de vivienda de las clases acomodadas del siglo XVIII.
La Casa de la Por es un edificio de tres plantas –la última de las cuales destinada a desván– y un sótano o cueva para depósito de alimentos con ventilación desde la calle. En su amplia fachada existe una puerta de grandes dimensiones –para permitir holgadamente la entrada de los carros– que se halla flanqueada por dos ventanales, adornados antiguamente con balcones y protegidos actualmente con rejas de hierro. Una recia esquina de piedra picada, con su achaflanado canto, muestra su capitel a la altura del primer piso, y continúa trabando sillares casi hasta el tejado. La planta noble se abre a la calle a través de tres grandes balcones, perfectamente alineados con los huecos inferiores, y un cuarto balcón de idéntica hechura abierto en la pared lateral. La planta superior ofrece tres ventanas y, sobre ellas, un pronunciado voladizo que sustenta el tejado.
El edificio perteneció a Dª María Tortosa Alonso de Medina, la cual en 1924 ordenaba en su testamento la creación de la fundación pía que lleva su nombre, entre cuyos bienes quedó incluido este inmueble.
La Casa de la Por estuvo destinada a diferentes actividades, entre otras, la de ser academia de la Banda de Música de la Sociedad Protectora Musical, pero llegó a un grado de ruina tal que se temía su perdida.
En el año 1994 la Fundación María Tortosa Alonso hizo donación del edificio al Ayuntamiento, condicionando la misma a que fuera destinada a Casa de la Cultura, siendo esta la actividad a la que hoy está dedicada la Casa de la Por, tras la restauración integral de la misma, que quedó inaugurada el 10 de febrero de 1996.